Aunque sobrevivimos a los próximos 90 años de sequía que se avecinan y a las desconocidas consecuencias finales del cambio climático, e incluso si los trabajos en investigación anti-envejecimiento terminan siendo un éxito y podemos quedarnos aquí durante unos cuantos miles de millones de años más, al final todos terminaremos tostados.
Pues si, el sol se hinchará y entrará en fase de gigante roja, tras lo cual y casi con toda seguridad, engullirá a la Tierra. El planeta se vaporizará.
Existe una escapatoria natural, hay una pequeña posibilidad (de aproximadamente una entre 100.000) de que durante este proceso de hinchado el sol pierda la suficiente masa como para que su “abrazo” gravitatorio libere a nuestro planeta. Entonces terminaríamos perdidos en el espacio, la Tierra sería un planeta sin estrella vagando en una noche fría, oscura y finalmente perpetua. De modo que todos nos congelaríamos.
Existen un par de ideas brillantes para evitar que la especie humana se extinga, asumiendo que en el futuro quede alguien para ejecutar estos planes. Simplemente, podríamos mudarnos a Marte o más allá, una vez que desarrollemos la tecnología precisa. O podríamos, al menos teóricamente, atrapar un asteroide en algún lugar y emplear su gravedad para ir moviéndonos gradualmente a órbitas más y más alejadas del sol, de modo que simplemente quedemos fuera del límite de la sartén.
Oh ¿y qué pasa con la luna? En el futuro distante la consideraremos parte de la historia antigua. Según todos los cálculos se desintegrará antes de que nos vaporicemos.
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