lunes, 3 de agosto de 2009

Partes del cuerpo que no sirven para nada

Leo en Genciencia.com un listado con partes del cuerpo que no sirven para nada. Rasgos anatómicos del cuerpo humano que no sirven para nada o para casi nada.

Muchos de ellos ya identificados por Charles Darwin en El descenso del hombre (1871). La ciencia todvía no puede ofrecer una explicación completa por la que algunos rasgos anatómicos obsoletos persisten en nuestro acervo genético y otros, sin embargo, desparecen.

Son los llamados órganos vestigiales. Órganos cuya función original se ha perdido durante la evolución. En 1893, Robert Wiedersheim publicó una lista de 86 órganos humanos de los que se desconocía su función. Hoy en día, la lista de órganos humanos considerados como vestigiales es mucho menor, y muy debatida.

Así que es posible que en un futuro hipotético alguna parte del cuerpo del siguiente listado se haya esfumado del ser humano.

  • El músculo piramidal. Es un diminuto músculo triangular parecido a un marsupio que se une al hueso púbico. Sale de la pelvis por el agujero sacrociático mayor y desde ahí se dirige hacia abajo por debajo del glúteo. Más del 20% de nosotros carecemos de él. Es bastante inútil, aunque es cierto que resguarda el nervio ciático. También es importante en deportistas de alto rendimiento. sobre todo en deportes de resistencia. En la foto, es el músculo resaltado en rojo.
  • El órgano vomeronasal. Un diminuto hoyo a cada lado del tabique nasal que se considera ligado a los quimiorreceptores no funcionales, se localiza en el hueso vómer, entre la nariz y la boca Si somos capaces de captar feromonas, cosa que todavía no es segura, probablemente lo hagamos gracias a este órgano. También se llama órgano de Jacobson. Las serpientes lo usan para oler presas, sacando la lengua y atrayendo partículas a la abertura del órgano en el paladar. Algunos mamíferos utilizan un movimento facial característico llamado reflejo de flehmen para enviar compuestos a este órgano, mientras que en otros mamíferos el mismo órgano se contrae y bombea para atraer los compuestos.
  • Las muelas del juicio. Solo el 5% de la población cuenta con un juego sano de estos terceros molares. Algunos podrían pensar que se les denomina “muelas del juicio” por las terribles molestias que provocan, pero no es así. A las cordales o terceros molares se les conoce tradicionalmente como “las muelas del juicio”, porque aparecen cuando una persona está ingresando a su etapa adulta (entre los 15 y 25 años de edad), y supuestamente es cuando posee “más juicio” o sentido común. Se cree que estos cuatros molares se desarrollaron hace miles de años cuando el ser humano necesitaba de una masticación más fuerte, pues su alimentación era principalmente a base de alimentos crudos. Extraer una muela de juicio es el procedimiento más común que realizan los dentistas.
  • Tercer párpado. Un ancestro común a las aves y los mamíferos podía haber contado con una membrana para proteger el ojo y barrer los residuos hacia el exterior. De él los humanos conservan solo un pequeño pliegue en la esquina interior del ojo. También se llama membrana nictitante. Algunas personas cuando observan que una película color blancuzco o rosada cubre el ojo de su mascota no saben a qué atribuir la causa y no es raro que piensen que el ojo se ha dado vuelta o que el animal esté mirando hacia arriba. Ni una cosa ni la otra. Simplemente es el tercer párpado que lo está cubriendo.

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