1. La gravedad no es uniforme
Aunque los científicos todavía desconocen el motivo, lo cierto es que la fuerza gravitacional varía a medida que nos desplazamos por el planeta, de manera que nuestro peso no es objetivamente el mismo en España y en La India, por ejemplo. Se cree que las causas pueden estar las profundas estructuras subterráneas y tener alguna relación con la apariencia de la Tierra en un pasado lejano. Actualmente, dos satélites gemelos del programa GRACE escrutan escrupulosamente el planeta para elaborar un mapa gravitacional más detallado. [1] [2]
2. La atmósfera se ‘escapa’
Algunas moléculas situadas en el límite de la atmósfera terrestre incrementan su velocidad hasta el límite que les permite escapar de la fuerza gravitatoria del planeta. El resultado es una lenta pero constante fuga del contenido de nuestra atmósfera hacia el espacio exterior. Debido a su menor peso atómico, los átomos sueltos de Hidrógeno alcanzan su velocidad de escape con más facilidad y su salida hacia el espacio es la más frecuente. Afortunadamente para la vida en nuestro planeta, el abundante oxígeno ha preservado la mayor parte del hidrógeno bloqueándolo en moléculas de agua y el campo magnético de la Tierra ha protegido al planeta de la fuga de iones.[1]
(Seguir leyendo) (In English)
3. La rotación se está ralentizando
La velocidad con que la Tierra gira sobre su propio eje no es constante, sino que sufre pequeñas alteraciones que hacen variar la duración de nuestros días. Mediante la sincronización de diferentes radiotelescopios desde distintas latitudes, y gracias a los modernos sistemas de GPS, los científicos han podido medir con precisión estas pequeñas variaciones en la velocidad de rotación y constatar que la mayor de ellas se produce entre los meses de enero y febrero, cuando los días se hacen más largos por unas pocas milésimas de segundo. Esta variación se debe a la interacción gravitatoria de la Tierra y la Luna, pero también se achaca a la fuerte actividad de la atmósfera en el hemisferio norte y a fenómenos meteorológicos como “El Niño”. Por poner un ejemplo, algunos expertos creen que el Tsunami de Indonesia de hace dos años redujo la duración del día en 2,68 millonésimas de segundo.[1] [2] [3]
4. Los cinturones de Van Allen
Alrededor de la Tierra existen sendas zonas de alta radiación – una interior y otra exterior - denominadas cinturones de Van Allen (en honor de su descubridor) y situadas a una altura de 3.000 y 22.000 km sobre el ecuador. Dichos cinturones están formados por partículas de alta energía, sobre todo protones y electrones, cuyo origen se halla probablemente en las interacciones del viento solar y de los rayos cósmicos con los átomos constituyentes de la atmósfera. La potencia de la radiación es tal que los cinturones son evitados por las misiones espaciales tripuladas, dado que podrían aumentar el riesgo de cáncer de los astronautas y dañar gravemente los dispositivos electrónicos. En 1962, los cinturones de Van Allen fueron alterados por las pruebas nucleares de EEUU en el espacio (el Starfish Prime test) lo que provocó que varios satélites quedaran inmediatamente fuera de servicio. [1] [2]
5. La Tierra y la Luna se separan
Desde hace varios millones de años la Luna se separa de la Tierra a un ritmo lento pero constante. Los científicos calculan que la tasa de alejamiento es de unos 3,8 centímetros al año, lo que a largo plazo llegará a separar a la Luna hasta una distancia crítica. Sin embargo, los astrónomos creen que dentro de 5.000 millones de años, cuando el Sol se convierta en una gigante roja, la atmósfera en expansión de la estrella provocará que el proceso se invierta. La Luna volverá a acercarse a la Tierra y acabará por desintegrarse al superar el denominado límite de Roche (a unos 18.470 kilómetros sobre nuestro planeta) estallando en mil pedazos y formando un espectacular anillo, como el de Saturno, alrededor de la Tierra. [1] [2] [3]
6. Mareas en la atmósfera
Aunque el efecto es casi inapreciable, una variación de apenas 100 microbares, los científicos han podido comprobar mediante detalladas mediciones estadísticas que la fuerza de la Luna no solo desplaza los mares y la tierra sino también la masa de aire que rodea nuestro planeta. Aunque el movimiento es tan pequeño que apenas supone el 0,01 por ciento de la presión normal en la superficie, el dato revela que el poder gravitatorio de la Luna es capaz de trastocarlo todo. [1] [2]
7. Un extraño “bamboleo”
El denominado "bamboleo de Chandler" es el único movimiento de la Tierra para el que aún no existe una explicación convincente. Descubierto en 1891 por el astrónomo Seth Carlo Chandler, se trata de una variación irregular en el eje de rotación de la Tierra que provoca un desplazamiento circular de entre 3 y 15 metros al año en los polos terrestres. Sobre este movimiento se han lanzado todo tipo de teorías, como que es el causante del movimiento de las placas tectónicas, incluidos terremotos y erupciones, o que es el detonante de fenómenos como El Niño o el calentamiento global. En julio del año 2000, un equipo de científicos estadounidenses anunció que la causa del bamboleo estaba en las fluctuaciones de presiones en el fondo del océano. Según esta teoría, este movimiento en el fondo de los mares cambiaría la presión ejercida sobre la superficie terrestre, y provocaría el extraño bamboleo de los polos. Sus teorías han quedado en el aire después de que entre enero y febrero de 2006 laboratorios de todo el mundo comprobaran que el movimiento había cesado por completo, en una anomalía que todavía no han sabido explicar. [1]
8. La Tierra es un gran circuito eléctrico
Perfectamente localizados a ambos lados del ecuador, la Tierra dispone de ocho circuitos cerrados de corriente eléctrica que permiten el intercambio de carga entre la atmósfera y la superficie a través de flujos verticales. En condiciones de buen tiempo, los científicos han observado un flujo de carga positiva que se mueve desde la atmósfera hacia la Tierra a causa de la carga negativa de nuestro planeta. Tras años de observación del comportamiento de las tormentas y las variaciones en la ionosfera, la hipótesis preferida hoy por los científicos es que este flujo descendente de corriente positiva se contrarresta con la carga negativa que se traslada a la Tierra durante las tormentas. Aún así, todavía falta una explicación plausible a la relación a la forma en que las variaciones en la ionosfera afectan a la formación de tormentas en la Tierra. [1] [2] [3]
9. Toneladas de material cósmico caen cada año a la atmósfera
Según datos de space.com, la cantidad de polvo cósmico que cae cada año a la Tierra supera las 30.000 toneladas. La mayor parte de este material procede del cinturón de asteroides situado entre Marte y Júpiter. Los fragmentos provienen de los constantes choques entre asteroides y son arrastrados hacia el interior del sistema solar. Una buena cantidad de ellos están entrando permanentemente en nuestra atmósfera. [1]
10. Los polos magnéticos de la Tierra cambian constantemente de lugar
El campo magnético de la Tierra varía en el curso de las eras geológicas, es lo que se denomina variación secular. Durante los últimos cinco millones de años se han efectuado más de veinte inversiones, la más reciente hace 700.000 años. Otras inversiones ocurrieron hace 870.000 y 950.000 años. No se puede predecir cuándo ocurrirá la siguiente inversión porque la secuencia no es regular. Ciertas mediciones recientes muestran una reducción del 5% en la intensidad del campo magnético en los últimos 100 años. Si se mantiene este ritmo el campo volverá a invertirse dentro de unos 2.000 años. [1]
Aunque los científicos todavía desconocen el motivo, lo cierto es que la fuerza gravitacional varía a medida que nos desplazamos por el planeta, de manera que nuestro peso no es objetivamente el mismo en España y en La India, por ejemplo. Se cree que las causas pueden estar las profundas estructuras subterráneas y tener alguna relación con la apariencia de la Tierra en un pasado lejano. Actualmente, dos satélites gemelos del programa GRACE escrutan escrupulosamente el planeta para elaborar un mapa gravitacional más detallado. [1] [2]
2. La atmósfera se ‘escapa’
Algunas moléculas situadas en el límite de la atmósfera terrestre incrementan su velocidad hasta el límite que les permite escapar de la fuerza gravitatoria del planeta. El resultado es una lenta pero constante fuga del contenido de nuestra atmósfera hacia el espacio exterior. Debido a su menor peso atómico, los átomos sueltos de Hidrógeno alcanzan su velocidad de escape con más facilidad y su salida hacia el espacio es la más frecuente. Afortunadamente para la vida en nuestro planeta, el abundante oxígeno ha preservado la mayor parte del hidrógeno bloqueándolo en moléculas de agua y el campo magnético de la Tierra ha protegido al planeta de la fuga de iones.[1]
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3. La rotación se está ralentizando
La velocidad con que la Tierra gira sobre su propio eje no es constante, sino que sufre pequeñas alteraciones que hacen variar la duración de nuestros días. Mediante la sincronización de diferentes radiotelescopios desde distintas latitudes, y gracias a los modernos sistemas de GPS, los científicos han podido medir con precisión estas pequeñas variaciones en la velocidad de rotación y constatar que la mayor de ellas se produce entre los meses de enero y febrero, cuando los días se hacen más largos por unas pocas milésimas de segundo. Esta variación se debe a la interacción gravitatoria de la Tierra y la Luna, pero también se achaca a la fuerte actividad de la atmósfera en el hemisferio norte y a fenómenos meteorológicos como “El Niño”. Por poner un ejemplo, algunos expertos creen que el Tsunami de Indonesia de hace dos años redujo la duración del día en 2,68 millonésimas de segundo.[1] [2] [3]
4. Los cinturones de Van Allen
Alrededor de la Tierra existen sendas zonas de alta radiación – una interior y otra exterior - denominadas cinturones de Van Allen (en honor de su descubridor) y situadas a una altura de 3.000 y 22.000 km sobre el ecuador. Dichos cinturones están formados por partículas de alta energía, sobre todo protones y electrones, cuyo origen se halla probablemente en las interacciones del viento solar y de los rayos cósmicos con los átomos constituyentes de la atmósfera. La potencia de la radiación es tal que los cinturones son evitados por las misiones espaciales tripuladas, dado que podrían aumentar el riesgo de cáncer de los astronautas y dañar gravemente los dispositivos electrónicos. En 1962, los cinturones de Van Allen fueron alterados por las pruebas nucleares de EEUU en el espacio (el Starfish Prime test) lo que provocó que varios satélites quedaran inmediatamente fuera de servicio. [1] [2]
5. La Tierra y la Luna se separan
Desde hace varios millones de años la Luna se separa de la Tierra a un ritmo lento pero constante. Los científicos calculan que la tasa de alejamiento es de unos 3,8 centímetros al año, lo que a largo plazo llegará a separar a la Luna hasta una distancia crítica. Sin embargo, los astrónomos creen que dentro de 5.000 millones de años, cuando el Sol se convierta en una gigante roja, la atmósfera en expansión de la estrella provocará que el proceso se invierta. La Luna volverá a acercarse a la Tierra y acabará por desintegrarse al superar el denominado límite de Roche (a unos 18.470 kilómetros sobre nuestro planeta) estallando en mil pedazos y formando un espectacular anillo, como el de Saturno, alrededor de la Tierra. [1] [2] [3]
6. Mareas en la atmósfera
Aunque el efecto es casi inapreciable, una variación de apenas 100 microbares, los científicos han podido comprobar mediante detalladas mediciones estadísticas que la fuerza de la Luna no solo desplaza los mares y la tierra sino también la masa de aire que rodea nuestro planeta. Aunque el movimiento es tan pequeño que apenas supone el 0,01 por ciento de la presión normal en la superficie, el dato revela que el poder gravitatorio de la Luna es capaz de trastocarlo todo. [1] [2]
7. Un extraño “bamboleo”
El denominado "bamboleo de Chandler" es el único movimiento de la Tierra para el que aún no existe una explicación convincente. Descubierto en 1891 por el astrónomo Seth Carlo Chandler, se trata de una variación irregular en el eje de rotación de la Tierra que provoca un desplazamiento circular de entre 3 y 15 metros al año en los polos terrestres. Sobre este movimiento se han lanzado todo tipo de teorías, como que es el causante del movimiento de las placas tectónicas, incluidos terremotos y erupciones, o que es el detonante de fenómenos como El Niño o el calentamiento global. En julio del año 2000, un equipo de científicos estadounidenses anunció que la causa del bamboleo estaba en las fluctuaciones de presiones en el fondo del océano. Según esta teoría, este movimiento en el fondo de los mares cambiaría la presión ejercida sobre la superficie terrestre, y provocaría el extraño bamboleo de los polos. Sus teorías han quedado en el aire después de que entre enero y febrero de 2006 laboratorios de todo el mundo comprobaran que el movimiento había cesado por completo, en una anomalía que todavía no han sabido explicar. [1]
8. La Tierra es un gran circuito eléctrico
Perfectamente localizados a ambos lados del ecuador, la Tierra dispone de ocho circuitos cerrados de corriente eléctrica que permiten el intercambio de carga entre la atmósfera y la superficie a través de flujos verticales. En condiciones de buen tiempo, los científicos han observado un flujo de carga positiva que se mueve desde la atmósfera hacia la Tierra a causa de la carga negativa de nuestro planeta. Tras años de observación del comportamiento de las tormentas y las variaciones en la ionosfera, la hipótesis preferida hoy por los científicos es que este flujo descendente de corriente positiva se contrarresta con la carga negativa que se traslada a la Tierra durante las tormentas. Aún así, todavía falta una explicación plausible a la relación a la forma en que las variaciones en la ionosfera afectan a la formación de tormentas en la Tierra. [1] [2] [3]
9. Toneladas de material cósmico caen cada año a la atmósfera
Según datos de space.com, la cantidad de polvo cósmico que cae cada año a la Tierra supera las 30.000 toneladas. La mayor parte de este material procede del cinturón de asteroides situado entre Marte y Júpiter. Los fragmentos provienen de los constantes choques entre asteroides y son arrastrados hacia el interior del sistema solar. Una buena cantidad de ellos están entrando permanentemente en nuestra atmósfera. [1]
10. Los polos magnéticos de la Tierra cambian constantemente de lugar
El campo magnético de la Tierra varía en el curso de las eras geológicas, es lo que se denomina variación secular. Durante los últimos cinco millones de años se han efectuado más de veinte inversiones, la más reciente hace 700.000 años. Otras inversiones ocurrieron hace 870.000 y 950.000 años. No se puede predecir cuándo ocurrirá la siguiente inversión porque la secuencia no es regular. Ciertas mediciones recientes muestran una reducción del 5% en la intensidad del campo magnético en los últimos 100 años. Si se mantiene este ritmo el campo volverá a invertirse dentro de unos 2.000 años. [1]
Via: Fogonazos
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