El gran poder de Google es ser para cientos de millones de internautas el único filtro de la realidad. La situación recuerda el viejo dicho de los reporteros de televisión, allá por los años ochenta: "Si no ocurre delante de una cámara, simplemente no existe". Ahora el refrán sería más bien: "Si no aparece en Google, simplemente no es importante".
Esta situación, de "cuasimonopolio" de lo que es importante o lo que no lo es en Internet, ha sido denunciada por ejemplo en el informe "Investigación sobre los peligros y oportunidades presentados por los programas de búsqueda en Internet (Google, en particular)", desarrollado en 2007 por el Instituto de Sistemas de la Información y Computación de la Universidad de Tecnología de Graz, en Austria.
Este poder que tiene Google para mostrar la realidad puede ser más polémico si se atiende al supuesto deterioro de los resultados de las búsquedas. Según denuncian algunos internautas, nada ha vuelto a ser igual tras el "upgrade" (actualización) que en enero de 2006 se hizo del algoritmo de búsqueda.
Según esta teoría, en lugar de información fidedigna, numerosos resultados son "trampas" para capturar al internauta diseñadas por expertos en aparecer en las primeras posiciones en las búsquedas de Google, los llamados SEO (Search Engine Optimizer). El objetivo es que el usuario compre los productos o servicios de la empresa para la que trabaja el SEO.
Sea cierto, o no, que los SEO deforman en ocasiones los resultados del buscador, cosa que afectaría tanto a Google como a sus usuarios, lo más preocupante es que a estos últimos les llegue una visión de la realidad interesada, comercial y que excluya todo aquello que no valga dinero, algo que va expresamente en contra de la filosofía imperante en la Red. Son numerosas las voces que reclaman a Google que ponga a cada uno en su sitio ante el spam en los resultados de búsqueda, pero no resulta una tarea fácil.
Su éxito en diez años de vida
Google es una acepción inventada por sus creadores que no existía hace poco más de una década. Sergey Brin y Larry Page se lo pusieron en honor al "googol", un término matemático que representa un uno seguido de 100 ceros, pero lo escribieron mal y así se quedó: Google. Hoy es una de las marcas más reconocidas en todo el mundo, sinónimo para muchos de "todo lo que hay en Internet".
El éxito, obtenido en los diez años de historia que tiene la compañía, es abrumador. Cada día, sus más de 450.000 servidores realizan más de mil millones de búsquedas. Y casi no hay negocio en el que la compañía no esté presente. DoubleClick (publicidad y márketing digital) y FeedBurner (gestión de RSS, noticias y comentarios frecuentes de blogs y otros sitios web) son algunas de sus últimas adquisiciones.
Pero también cuenta con YouTube (vídeos), Blogger (blogs), Gmail (correo electrónico), AdSense (publicidad on line), Google News (noticias), Google Docs (documentos compartidos), Google Talk (chat), Picasa (fotos), Orkut (red social), Google Maps (mapas y geolocalización), Google Images (buscador de imágenes), Google Finance (información financiera), etc.
Y eso no es todo: Google acaba de lanzar un servicio similar a Youtube para empresas y su propio navegador web (Chrome). Además, ha anunciado que pondrá en las próximas semanas en el mercado norteamericano su propio teléfono móvil, fabricado por HTC y comercializado por T-Mobile.
Entre todos estos productos y servicios, a los que el usuario puede inscribirse y usar para guardar información, la cantidad de datos personales que Google maneja sobre cada internauta es asombrosa. Y aquí surgen preguntas que inquietan a más de uno: ¿Supone algún peligro el uso de tanta tecnología? ¿Qué repercusiones tiene el enorme poder de Google para la privacidad, para los mercados en los que interviene o para el futuro de Internet?
De momento, todas estos interrogantes quedan en el aire. La compañía crece y se transforma a tal ritmo que resulta difícil adivinar qué ocurrirá en el futuro con ella. Su capacidad tecnológica y, sobre todo, los servicios gratuitos que proporciona han hecho que sea aceptada de forma muy positiva por casi todo el mundo. Su integración en nuestras vidas ha sido tremendamente natural. No obstante, es necesario observar objetivamente la realidad de Google, llena de luces pero con alguna pequeña sombra que conviene tener en cuenta.
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