domingo, 11 de octubre de 2009

5 consejos (de verdad) para tener mejores contraseñas

1. No usar la misma contraseña en todos los sitios; usar una contraseña única en cada uno.

La ventaja de usar una sola contraseña es obvia: fácil de recordar. El problema es que si alguna vez te la descubre (o roba) alguien, tiene acceso a todas tus cuentas. Para solucionarlo, lo ideal es usar una contraseña única en cada sitio, aunque no deben ser completamente diferentes.

Un consejo muy común es elegir una clave difícil, pero que puedan relacionar con algo (por ejemplo, “Yo vivo en Buenos Aires” = yveBsAs!!). Usar mayúsculas y caracteres especiales siempre ayuda. A esta “clave en clave”, le podemos agregar un prefijo o sufijo especial para cada sitio, para que sea distinta en cada sitio. Por ejemplo, yveBsAs!!GM (Gmail), yveBsAs!!FK (Flickr) yveBsAs!!Fbk (Facebook), etc.

2. No usar palabras, frases o números comunes.

Es decir, nada obvio: contraseña, 123456, abc123, qwerty. Mejor combinaciones difíciles, con letras, números, y, donde puedan, caracteres especiales.

3. No basarlas en datos personales.

Ni el nombre de usuario, ni tu nombre, ni el de tu novia, ni tu dirección, cumpleaños o número telefónico. Este tipo de información la compartimos con mucha gente (y si no, alguien verdaderamente empecinado puede conseguirlas).

Nuevamente la estrategia de primer punto ayuda. Se puede elegir también algo que sea significativo para uno, pero que no sea obvio (por ejemplo, el nombre de tu maestra favorita de la primaria, escrito con caracteres especiales, como “S1Lv14″). Pero mientras más larga, mejor.

4. No escribirla y dejarla a la vista de todos.

Supongo que eso no es un problema si vivís solo (aunque siempre puede visitarte un amigo curioso). Pero definitivamente no hay que hacerlo en la oficina donde está lleno de gente. Si la escriben para no olvidarla, guárdenla en un lugar seguro, quizás entre las páginas de su libro favorito (o del menos favorito, para despistar).

5. Asegurarse de poder recuperarla (pero que nadie más pueda).

Con tanto misterio y clave en las contraseñas, que nadie se sienta mal si se la olvida. La memoria tiene un límite. Pero lo que no pueden hacer es dejar de actualizar la información para recuperarla: dirección de email (o dirección alternativa, si el servicio es email), código postal, fecha de naciemiento (si mintieron a la hora de registrarse, anótense qué fecha o código pusieron).

En muchos sitios nos ofrecen preguntas de seguridad. Si tenemos que elegir de una lista, elijamos la menos obvia, y con respuestas rebuscadas. Por ejemplo, si no tenemos hijos, elegir “Nombre de mi hijo” y poner como respuesta “No tengo ni pienso tener por ahora” (y así con otras). Pero si podemos elegir crear nuestra propia pregunta, mejor, así hacemos algo bien secreto, que solo sepamos nosotros.

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