A pesar del rotundo fracaso del “éxodo de facebook” creemos que es importante concienciar al personal sobre alguno de los puntos más “oscuros” de la red social, y valga la redundancia, más masiva del universo (a menos que se demuestre lo contrario).
- Privacidad.
El talón de Aquiles de este gigante social. Continuamente hay cambios en este parámetro, lo que hace pensar que Facebook mercadea con nuestros datos. ¿Por qué hace 5 años era tan fácil poner que “sólo mis amigos” pueden ver mi información, y ahora no?
- Lo “nuestro” ya no es nuestro, es de “Ellos”.
En Facebook, tenemos la false sensación de que todas las imágenes y comentarios que ponemos son nuestros, como si estuviéramos decorando nuestro propio salón con ellos. Mentira. Todos estos datos pueden ser usados por “aplicaciones de terceros” para publicitar juegos, tests…
Incluso, si decidimos borrarnos, nuestros datos o imágenes podrían en las copias de seguridad de alguna de estas empresas que comercializan aplicaciones para Facebook. Así que, hay que pensárselo dos veces antes de responder a los test tipo “¿Qué clase de amante eres?” porque nuestra foto de perfil puede quedar vinculada para toda la vida al resultado “Pésimo”.
- Ley del salvaje oeste.
Como en la época dorada de los vaqueros, la ley en Facebook depende de en qué territorio estemos. Si ponemos un comentario en un perfil que tenga una configuración diferente a la nuestra, todo el mundo lo podrá ver, aunque nosotros hayamos puesto en nuestra configuración de privacidad “Sólo para mis amigos”.
- Datos Bancarios. Un tema peliagudo.
Si realizamos un pago a través de Facebook, por ejemplo, en los famosos “regalos de cumpleaños” nuestros datos quedarán almacenados en los servidores de Facebook.
Se puede cambiar la opción de “almacenar datos de pago” pero… ¿No sería conveniente que esa opción fuese la predeterminada, y que ingresásemos nuestros datos de pago cada vez que quisiéramos comprar algo? iTunes, la tienda virtual de música de Apple funciona igual, pero por lo menos siempre nos pide una contraseña cada vez que queremos comprar algo.
- ¿Amigos o enemigos?.
Si se nos ocurre etiquetar en una foto en la que salimos nosotros, a un amigo, y este permite el acceso a terceros, esa foto puede ser utilizada para publicidad o ser impresa sin nuestro consentimiento. Aunque nuestra configuración de privacidad hayamos elegido que no sea así.
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