Cualquiera que haya visitado alguna vez algún país con pasado comunista es bastante probable que a la hora de visitar el retrete se haya topado con una inesperada sorpresa, lo que yo denomino, el wáter comunista.
Los wáteres normales a los que estamos acostumbrados los españoles pueden ser básicamente de dos tipos: aquellos en los que el excremento aterriza directamente sobre el agua o aquellos en los que impacta sobre la porcelana y se desliza por una pronunciada pendiente hasta caer en el agua. Al finalizar se tira de la cadena y en un 99′9% de los casos la deposición desaparecerá sin problemas. Su diseño es sencillo, limpio y efectivo.
Sin embargo los wáteres comunistas disponen de una bandeja horizontal, sin agua, situada a no mucha distancia del trasero del usuario. A la hora de tirar de la cadena muchas veces es necesario hacerlo repetidas veces hasta deshacernos de la excreción, que desaparecerá (con suerte) por un pequeño agujero lleno de agua.
Wáter comunista
Por mucho que lo intento me es imposible entender el propósito de este diseño. No ahorra agua, debes tirar hasta 6 o 7 veces de la cadena para asegurarte de no dejar rastros. No es higiénico, el mal olor es tenaz y persistente. La única explicación razonable es que les gusta inspeccionar sus zurullos, por eso los wáteres comunistas tienen una bandeja inspecciona-boñigas incorporada. No me extrañaría que en el futuro los modelos más avanzados incorporen una bandeja digital: “¡¡Oh dios mio, 2 kilogramos!!” exclama Pawel contento y aliviado.
Ciertas personas sostienen que el único fin de la bandeja es evitar el indeseado “efecto salpicón”, pero según mi opinión cualquier hombre a lo largo de los años es capaz de adquirir la pericia necesaria para evitarlo. De todos modos siempre es mejor sufrir el “efecto salpicón” que el temible “efecto tope” que se produce en los wáteres comunistas en los que la bandeja está demasiado cercana al culo.
Pero el problema no se limita sólo a la hora de soltar lastres mayores. Es prácticamente imposible mear de pie sin salpicarlo todo. Existe una técnica para mear de pie pero requiere de un alto grado de habilidad con el miembro; consiste en dirigir el chorro totalmente vertical apuntando al pequeño agujero con agua.
Por supuesto existe la alternativa de mear sentado, en alemán Sitzpinkel. Y, como todos sabemos, es ahi donde subyace uno de los mayores conflictos en la guerra de los sexos.
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