jueves, 5 de junio de 2008

Grabador de televisión: ¿disco duro o DVD?

La oferta de televisión se ha multiplicado en los últimos años con numerosos programas de calidad. Además, a la retransmisión convencional analógica, los espectadores suman la televisión por satélite, por cable, ADSL o TDT. Para poder registrar los programas favoritos entre toda la oferta de canales y contenidos, los grabadores de vídeo hace años que evolucionaron. Primero se desarrolló el grabador de DVD y, después, los grabadores que emplean un disco duro similar al de los ordenadores. Antes de inclinarse por uno u otro tipo, conviene sopesar pros y contras.


La elección del grabador dependerá del tipo de uso que se le vaya a dar. Si únicamente se desea grabar televisión, se puede optar por los que sólo incorporan DVD, que son los modelos más asequibles del mercado. En su configuración más básica, este tipo de aparatos se puede encontrar a partir de los 100 euros. A este precio inicial, habría que sumar el coste de la compra de discos vírgenes, necesarios para registrar los datos.

Al igual que en los antiguos vídeos VHS, el usuario dispone de varios modos de grabación que optimizan la capacidad del disco a costa de la calidad de las imágenes. En el caso de elegir un grabador de DVD se debe considerar que la duración máxima de la grabación será de unas dos horas con buena calidad. Esta limitación se debe tener en cuenta porque para prolongar ese tiempo se tendría que rebajar la calidad final de las imágenes.

Normalmente, los grabadores de DVD son compatibles con los dos formatos de discos vírgenes más populares: -R y +R, y sus equivalentes RW, que se pueden grabar y borrar varias veces. Por otro lado, algunas compañías han comenzado a comercializar los primeros grabadores que emplean discos Blu-Ray, el formato vencedor en la lucha por suceder al actual DVD, y que eliminan parcialmente el problema de la duración máxima de cada grabación, dada su mayor capacidad de almacenamiento.

Para usos avanzados

Para usos más avanzados o que se excedan de la simple grabación de programas de televisión, resulta más conveniente optar por equipos que incorporen disco duro, ya sea acompañado de un DVD o en solitario. Estos aparatos son más caros y, por ejemplo, las combinaciones de DVD y disco duro cuestan un mínimo de 400 euros.

El disco duro convierte al grabador en un gran almacén que alberga todos los programas grabados, sin que haya que preocuparse de si se podrá grabar todo el contenido deseado en un sólo DVD. Este sistema no necesita ningún tipo de disco para registrar los contenidos, lo que provoca un ahorro considerable en la compra de estos consumibles. El punto débil de los vídeos con disco duro radica en la menor portabilidad de sus contenidos.

Pausar la televisión en directo

Es una característica interesante de casi todos los modelos que incorporan disco duro

La posibilidad de pausar la reproducción de la televisión en directo en cualquier momento y volver a retomarla posteriormente es una característica interesante de casi todos los modelos que incorporan disco duro. Esto es posible porque el disco duro inicia la grabación de los contenidos en segundo plano después de que el usuario pulse la pausa, y reinicia la reproducción en ese mismo instante cuando el usuario quiere reanudar el visionado.

Como estos grabadores también son reproductores, conviene comprobar que sean compatibles con estándares de compresión de vídeo populares en Internet como DivX o Xvid, aunque casi todos los últimos modelos incluyen esta característica. De esta manera se podrán ver archivos multimedia que se hayan compartido a través de la Red. Por otra parte, casi todos los aparatos leen formatos de audio como el MP3 y brindan la posibilidad al usuario de utilizarlos como reproductores musicales.

Las conexiones

Merece la pena fijarse en las conexiones si se desean usos más avanzados. Los modelos más básicos disponen por lo general de un par de euroconectores (SCART) y las salidas de audio y vídeo compuesto, unas conexiones más que suficientes para enlazar el grabador con cualquier televisión. Los más caros disponen de más opciones, como puertos USB (hay modelos que permiten grabar directamente los programas en las memorias USB), conexiones DV o Firewire para volcar los contenidos de las cámaras de vídeo, lectores de tarjetas, salidas digitales de vídeo (HDMI) y audio.

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