Lanzar una granada a unos metros de distancia no parece una labor excesivamente complicada. Más bien todo lo contrario. Pero hasta para cosas tan sencillas se necesita un mínimo de gracia/talento. Que se lo digan sino a este soldado chino o al pobre supervisor que ha tenido la desgracia de encontrarse a su lado en tan fatídico momento.
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