Mucho ha llovido desde que en 1992 se subió por vez primera una foto a internet. Hoy, gracias a las redes sociales podemos descubrir toda clase de fenómenos insólitos. Jpg Magazine, una revista de fotografía impresa en papel cuyos contenidos provienen de la red social del mismo nombre, reproducía recientemente una asombrosa imagen en la que un avión sobrevolaba una concurrida playa a escasos metros del suelo.
Los aviones que sobrevuelan la playa Maho, en las Antillas Holandesas, son fotografiados maniáticamente.
La foto me impactó y quise descubrir cómo podía haber sido realizada. Para ello busque el lugar, Maho Beach, en Flickr y me topé con la enorme sorpresa de que la mayoría de las más de 1.000 fotografías colgadas de esa playa eran de aviones que, como el de la foto de Jpg Magazine, la sobrevolaban a escasa altitud. Husmeando en Wikipedia la sorpresa aumentó, pues el fenómeno incluso tiene su propio artículo. Resulta que la Playa Maho está en la diminuta isla de Saint Martin, en las Antillas Holandesas. A escasos metros de la misma se encuentra la pista de aterrizaje del aeropuerto local, frecuentado por gigantescos Boeing 747 que no cesan de aterrizar repletos de turistas. El fenómeno, evidentemente, es fotografiado, y filmado, hasta la saciedad desde tierra, mar, y aire.
Casos como este descubren que internet otorga, casi por inercia, una inusitada relevancia a sitios que no son oficialmente interesantes y que, sin embargo, fascinan a muchos. De hecho, parece existir un interés creciente por contextualizar nuestras fotografías para que el mundo sepa un poco más de ellas, el mercado parece haber detectado ese interés. Después de la avalancha de programas de tratamiento y clasificación de imágenes por lotes aparecidos en los dos últimos años parece que ahora le llega el turno a los gadgets. Aún no hay muchos aparatos dedicados al geoetiquetado de fotografías, pero algunos ya van apareciendo y el fenómeno cada vez irá a más. De hecho, teléfonos como el Nokia N95 o el Iphone, al estar dotados de GPS, pueden ser ideales para geoetiquetar las fotos realizadas con ellos.
Mapas humanos
La playa Maho y la pista del aeropuerto de la isla St. Martin, vistas en Google Earth
Son legión los que, aún sin saberlo, practican esa actividad que los situacionistas calificaron como deriva, que en esencia es una forma de adjetivar el paseo sin rumbo, sin un objeto concreto. Detrás de este concepto se esconde a su vez otro: la psicogeografía, un término que se mueve entre las aguas de lo artístico y de lo científico. Los mapas psicogeográficos no son otra cosa que mapas emocionales, en los que los lugares clave son definidos en función de las percepciones subjetivas de cada uno. Todo esto, que suena tan sesudo, de repente se ha puesto de rabiosa actualidad con la llegada de las redes sociales y el geoetiquetado del material multimedia que albergan. Por ejemplo, Flickr pone a disposición de los fotógrafos las herramientas para construir nuestros propios mapas. La industria, una vez más, ha estado atenta al fenómeno.
Georges Oates, confundadora de Flickr y directora de diseño de Yahoo, explicaba hace unos meses, en una entrevista concedida a elmundo.es, que se encontraba desarrollando una herramienta con la finalidad de crear un mapa de ciudades calientes. Ese mapa, que hoy ya es una realidad, se elabora en función de las etiquetas que los usuarios agregan a sus fotos. Con él se puede hacer un seguimiento de temas que, por uno u otro motivo, son importantes para fotógrafos de cualquier sitio en un determinado momento, toda una alternativa a la agenda de los medios de comunicación de masas.
Un fenómeno lejano
La fiebre por registrar fotográficamente toda clase de lugares se remonta a la primera fotografía que se conserva. En 1826 Nicéphore Niépce atrapó en una placa de metal las vistas que ofrecía una ventana de la finca francesa Le Gras. Hoy, 182 años después, no quedan apenas rincones del globo que hayan escapado a la mirada de un fotógrafo. La primera ciudad fotografiada de forma masiva fue Paris. Hoy, la ciudad de la luz sigue siendo fotografiada compulsivamente. Si nos atenemos a ese excelente barómetro que son las etiquetas de Flickr, Paris sigue siendo una de las ciudades más fotografiadas del mundo.
Via: soitu.es
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