LCD o plasma. Es la primera duda que nos salta cuando tenemos que decidir qué televisor comprar. Hasta hace poco tiempo, la duda quedaba solamente relegada al tamaño de televisor que necesitábamos o queríamos comprar. Para grandes diagonales la compra era un plasma obligatoriamente, quedando la tecnología LCD para pequeños televisores. En general, lo que separaba un plasma de un LCD era determinante, y se convertía la elección en una tarea fundamental para obtener lo que realmente queríamos.
Ahora, escoger entre plasma y LCD ya no tiene tanto secreto, o al menos no es tan determinante, pues son tecnologías que los fabricantes han ido acercando una a otra, o mejor, puliendo sus defectos y potenciando sus virtudes. Siguen habiendo diferencias, pues al fin y al cabo de trata de tecnologías diferentes que tienen sus ventajas e inconvenientes, pero no es tan traumático escoger entre uno u otro televisor. Sin embargo, todavía existen pequeñas diferencias que conviene conocer para discernir qué tecnología, LCD o plasma, nos conviene más según nuestro caso.
Las diferencias entre un televisor de plasma y un LCD las hemos agrupado en una serie de puntos clave que vamos a analizar.
- Calidad de imagen: contraste, luminosidad y color.
- Pantalla: quemado de pantalla, tamaño, esperanza de vida, píxeles muertos, etc.
- Otros: consumo y reciclaje, tiempo de respuesta, uso como pantalla de ordenador, ángulo de visión, etc.
En esta primera parte analizaremos el bloque de calidad de imagen.
Calidad de imagen
Cuando queremos comprar un televisor, además de por la moda, como hacen algunos, lo lógico es que nos guiemos y busquemos la mejor calidad de imagen posible. Esto es la teoría, pues luego, como iremos viendo, nuestra elección debe basarse en otros muchos factores, y del equilibrio de los mismos dependerá la decisión final. De nada nos vale haber encontrado el televisor de nuestros sueños cuando no vamos a poder disfrutarlo en un salón de reducidas dimensiones. O mejor explicado, no vamos a aprovechar lo que hemos pagado de más por su tamaño en términos de calidad de imagen.
En términos de contraste, luminosidad y color, antes de nada, debemos tener muy en cuenta que los valores que nos ofrecen los fabricantes son normalmente medidos en las condiciones de visualización perfectas, es decir, aquellas que nunca vamos a poder tener en nuestro salón de casa o estancia del hogar donde vayamos a colocar el equipos audiovisual. Además, cómo miden esos valores difiere de un fabricante a otro, pues no hay una regulación que los rija, así que hay que estar muy atento y no tender a comparar valores de diferentes fabricantes ni tecnologías. Y también hay que poner varios ojos en las condiciones en que se nos muestran los televisores en los centros de compra, pues lo que allí pudiera parecer maravillo, se torna fatal en nuestras condiciones personales, y al revés. Como vemos, no es una tarea baladí y a veces, incluso da la sensación de tener que estudiar una carrera para comprar un televisor.
Contraste
De forma general, cuanto mayor es la relación de contraste, mejor se ve la imagen. En este aspecto, el plasma nos ofrece una mejor calidad, pues es el único capaz de lograr un “negro verdadero”, y puesto que el contraste es la diferencia entre la parte más brillante de la imagen y la más oscura, en esta primera batalla, sale ganando esa tecnología. Los televisores de plasma se benefician de disponer de su propia luz, como estudiamos cuando hablamos de la tecnología de plasma, y de esta forma, se puede apagar cada píxel individualmente, y obtener así un negro absoluto, aunque en realidad necesitamos que la celda esté precargada (para que responda lo suficientemente rápida), lo que nos deja la posibilidad de que no se logre el negro verdadero. Las marcas han ido mejorando esto y ya casi se puede hablar de negro absoluto. Un ejemplo son los plasmas Kuro de Pioneer, que juegan magistralmente con esa idea de lograr un negro más completo.
Sin embargo, en los televisores LCD los píxeles negros los obtenemos por la polarización del cristal líquido, lo que no nos permite obtener oscuridad absoluta. Este aspecto también se está trabajando en los televisores LCD.
Así, podemos decir que los equipos de plasma nos ofrecen un mayor contraste que los LCD.
Brillo o luminosidad
Relacionado con el contraste tenemos el brillo o luminosidad. Si aplicáramos solamente la teoría y nos basáramos en el funcionamiento de cada tipo de tecnología, habría que decir que la elección de un televisor de plasma o un LCD va a depender del lugar en el que vayamos a colocar el televisor. O dicho de otras forma: plasma o LCD rendirán de diferente forma según el lugar en el que lo observemos. Como norma general podemos suponer que es preferible un LCD cuando tengamos el televisor colocado en un lugar en el que vamos a ver el contenido con fuentes de luz encendidas. Por el contrario, el plasma se ve mejor cuando la oscuridad es la reina del lugar. Si generalizamos más, el LCD se adapta y ve mejor en mayores condiciones que el plasma, que lo da todo cuando se alía con la oscuridad.
Si tenemos que poner un ejemplo, preferimos el plasma cuando vamos a usar el televisor casi exclusivamente en lugares oscuros (cine en casa), mientras que será preferible comprar un LCD cuando vayamos a usarlo también para ver televisión con la luz encendida, con las ventanas subidas, etc. Recordamos que estas son elecciones basadas en cada una de las especificaciones de forma individual, no en conjunto.
Color
Si el Pioneer ha sido la marca que mejor ha explotado el tema del contraste y el negro auténtico de los plasmas, en el caso del color, la marca que más ha sabido ganarse a la gente ha sido Sony, ayudado en parte por sus campañas de marketing. Si ahora mismo preguntáramos a cualquiera que pase por la calle sobre el televisor en que mejor se ven los colores, casi seguro que contestarían que en un Bravia. Ahí queda eso para que aprendan otras marcas.
Pero vayamos a lo que nos interesa. De la calidad de imagen nos queda por ver el color, pero es este un tema muy complejo, en tanto que la diferencia entre un televisor LCD o uno de plasma la debemos ver por nosotros mismos. Dependerá de nuestros gustos.
En general se suele hablar de la mayor precisión y realismo de los colores que muestra un televisor de plasma, frente a la brillantez y viveza de los colores en un televisor LCD.
Via: Xataka
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