1. Todo aparato se estropea siempre después de que expira su garantía
Da igual que la garantía sea de seis meses, un año o dos. Si tu televisión, lavadora, portátil, videoconsola… tiene que estropearse, siempre lo hará cuando la garantía no te sirve para nada. a no ser para envolver el "bocata" del almuerzo.
2. Un transbordador espacial nunca despega a la primera
Ni a la segunda, ni a la tercera… Hace unos días, el Atlantis volvió a demostrar esta máxima con un nuevo retraso hasta enero. Da igual que en Cabo Cañaveral reluzca el sol como nunca, da igual que los ingenieros aseguren que no hay fisuras en el casco, da igual que hablemos del Atlantis, del Discovery o del Endeavour, el retraso está asegurado al 99%.
3. La tarjeta de crédito dejará de funcionar el día que no lleves efectivo
Llegan las compras navideñas o las rebajas, es igual. El caso es que has estado esperando una cola de más de media hora y, cuando por fin te toca pagar, el lector no lee tu tarjeta de crédito. Sin darte cuenta la habías guardado en el mismo bolsillo o compartimento que el teléfono móvil y el magnetismo ha ejercido su fatal influencia. No pasa nada, confiado miras el monedero y… ¡oh, horror!, ¡no tienes nada en efectivo! Ahora sí pasa algo…
4. Cuando quieres demostrar a alguien que algo no funciona, funcionará
Es la máxima del ridículo: si existe la posibilidad de que quedes en evidencia, como un torpe, quedarás como un torpe. Ya puedes pasarte horas investigando por qué demonios la impresora no funciona o por qué no tienes conexión a internet en el puesto de trabajo, cuando finalmente te decidas a llamar al departamento de soporte para que te solucione el problema, todo volverá a funcionar normalmente como por arte de magia.
5. Ningún disco duro es lo bastante grande
"¡Bah!, con 20 gigas no voy a llenar el disco duro nunca", "¡Bah!, con 80 gigas no voy a llenar el disco duro nunca", "¡Bah!, con 200 gigas no voy a llenar el disco duro nunca". Mentira, mentira y mentira. Da igual cuánta capacidad tenga tu disco duro, en el mundo hay demasiadas películas, juegos y aplicaciones como para que te quepan todos en el ordenador y demasiado poco tiempo para irlos copiando en DVD. Deja de comprar discos duros externos, resígnate, nunca tendrás el espacio que necesitas.
6. El teléfono móvil no estará ahí cuando más lo necesites
No existe un aparato capaz de ocasionar tantos disgustos como el teléfono móvil. Aunque no lo utilices casi nunca y sólo lo hagas para llamar y enviar mensajes ocasionalmente, el día que te sea totalmente necesario lo habrás dejado en casa, no tendrás cobertura, te habrás quedado sin saldo o se le habrá acabado la batería (siempre la incidencia que más complicada sea de solucionar).
7. Es imposible recordar todas las contraseñas
La contraseña del foro de coches en el que te registraste el otro día, la de tus tres cuentas de correo electrónico, el PIN del móvil, la clave del cajero… Aunque te esfuerces en que la mayoría de tus contraseñas sean la misma, poco a poco irás introduciendo pequeñas variaciones que harán imposible que recuerdes todas a la primera.
8. El cajero electrónico no funcionará cuando más lo necesites
Si tienes una urgencia y necesitas sacar dinero del cajero inmediatamente, el cajero del banco más cercano no funcionará. Por supuesto, tampoco estarán operativos o no podrás acceder al resto de cajeros de esa oficina y la más próxima estará a quince minutos de camino. En el mejor de los casos, tras esperar una cola de varios minutos, te tocará esperar otros pocos más mientras el cajero permanece fuera de servicio. Y, siendo un gran afortunado, podrás sacar dinero del cajero de otra entidad cercana… paganado comisión, claro.
9. La actualización de Windows llega siempre en el peor momento
Estás viendo una película en el ordenador, o jugando a un juego en red, o hablando por VoIP con un familiar que vive en la otra punta del globo. Esos son los momentos más oportunos para que las actualizaciones automáticas de Windows te hagan una visita. Inicialmente basta con cerrar la ventanita y pedir que te avise más tarde. Pero Windows insistirá cada vez más a menudo (siempre coincidiendo con el momento en el que peor te viene) en que reinicies el ordenador para que se apliquen los cambios de la actualización. Si lo que estás haciendo es de máxima urgencia, acabará por reiniciarse solo. No falla.
10. El servicio de atención al cliente nunca te solucionará nada
Esto más que una ley de Murphy es un gran problema (en vez de "gran problema", muchos habrían escrito aquí un taco). Los servicios de atención al cliente son tan inútiles y tediosos en España que las situaciones que generan son ya un clásico: llamas a un número supuestamente gratuito, comunica, vuelves a llamar, comunica, vuelves a llamar, suena una musiquita y una máquina te dice que esperes, esperas, esperas, esperas, la voz repite la frase mientras la música sigue sonando, esperas, esperas, esperas, decides colgar y volver a llamar a ver si hay más suerte, comunica, vuelves a llamar, la musiquita de nuevo, tras 15 minutos esperando salta un contestador que te da cuatro opciones, seleccionas una y te ofrecen otras cinco, eliges la que crees que más puede aproximarse a tu problema y te dan otras tres, por fin te dan la opción de hablar con un teleoperador, la máquina te dice que todos los teleoperadores están ocupados, repites todo el proceso, al fin consigues hablar con un ser humano, le cuentas tu problema y te dice que para eso debes llamar a otro número (de pago, por supuesto), y vuelta a empezar…
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