Comparado con el ser humano, el ordenador -y por extensión la tecnología digital- tiene un lenguaje más bien pobre. Todo lo interpreta a base de dos signos: ceros y unos. Y es que a la máquina le va mejor simplificar la información en impulsos positivos y negativos. Cuando se empezó a trabajar con la informática, los ordenadores sólo servían para realizar cálculos matemáticos, así que se tuvo que buscar una manera de traducir el sistema numérico humano.
Aun así, todo lo que se escribe en base diez se puede escribir en base dos, y a los primeros informáticos se les ocurrió crear equivalencias entre estos dos tipos de lenguajes. Por ejemplo, el número que los humanos representamos como 5, en el lenguaje binario se representa como 101 y el 12 como 1100. La cuestión del cálculo quedaba solucionada de esta manera. A partir de la década de 1960 alguien pensó que, además de para calcular, los ordenadores también podrían servir para escribir textos y guardarlos. "Entonces se creó el código Ascii, que traduce el abecedario al lenguaje binario", explica Brunet. Cada letra del alfabeto se corresponde con un grupo de ocho ceros y unos, lo que se conoce con el nombre de byte. "Es como si fuera un código de barras mediante el cual se identifica una letra", dice este experto. A medida que se han descubierto nuevas utilidades de los ordenadores, como el procesamiento de imagen y sonido, el mundo que concibe el ser humano se ha ido traduciendo al lenguaje binario. Por eso los ordenadores hablan en ceros y unos.
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