jueves, 10 de abril de 2008

¿Cómo nos afectan los sistemas anticopia?

La industria intenta limitar mediante determinados programas las copias de los discos y las descargas en Internet

España cuenta por ley con el derecho a la copia privada, aunque éste no siempre se respete. Las canciones compradas en algunas de las tiendas de música online más populares, como iTunes Music Store, llevan DRM. ¿Qué son estas siglas? En inglés significan 'Digital Rights Management', lo que se traduce como 'supervisión de derechos digitales'. En realidad se trata de una serie de limitaciones de copia, introducidas mediante software, en las canciones y películas que compran los consumidores.

¿Qué supone el DRM?

Internet ha cambiado la forma en que se distribuyen los contenidos audiovisuales. Así, han surgido tiendas en la Red que venden descargas tanto de música como de películas. En el caso de la música es posible descargarse en pocos minutos un disco, en el caso de las películas se tarda unas horas si se tiene una conexión rápida.

Es por tanto un hecho que en Internet resulta muy fácil compartir contenidos. Un simple vistazo a los programas P2P o a los sitios web dedicados expresamente a este fin lo demuestra con claridad. Esta situación provocó desde un principio el recelo de las industrias de la música y del cine, y les motivó a idear los sistemas DRM, con el fin de evitar las copias no autorizadas de sus contenidos.

En la práctica, este tipo de software sobrepasa su fin inicial y se significa por las grandes limitaciones que impone

En la práctica, este tipo de software sobrepasa su fin inicial y se significa por las grandes limitaciones que impone a los contenidos adquiridos por el consumidor.

Por ejemplo, comprarse un álbum entero de cualquier artista en iTunes Music Store, la tienda online de Apple, origina más inconvenientes a los usuarios que desplazarse a una tienda física y adquirir el CD. Sus canciones sólo podrán ser escuchadas en un reproductor iPod, un producto también de Apple, y no podrán ser compartidas.

Esto sucede porque el DRM establece unos límites estrictos sobre el uso del contenido audiovisual. En el caso de la música, determina en cuántos ordenadores se puede escuchar la canción. También establece si se puede traspasar dicha canción a reproductores portátiles de música comprimida y a cuáles. Incluso, en las tiendas online que ofrecen la modalidad de tarifa plana de alquiler, el DRM sirve para que la música no pueda escucharse cuando se deja de pagar la cuota mensual.

Más restrictivo que un CD

Estas restricciones contrastan con los usos mucho más libres que tiene un CD. Cualquier disco se puede copiar en otro virgen como copia privada, prestar a los familiares o amigos, comprimirlo en MP3 para escucharlo en el reproductor portátil o, incluso, venderlo o regalarlo cuando ya no se quiere escuchar más.

Cualquier disco se puede copiar en otro virgen como copia privada, prestar a los amigos o, incluso, venderlo cuando ya no se quiere escuchar más

Todos estos usos del disco óptico desaparecen en el entorno de Internet si las discográficas y las tiendas mantienen su apuesta por el DRM. Afortunadamente, han aparecido aplicaciones que facilitan que el usuario evada las restricciones anticopia. DoubleTwist , por ejemplo, convierte cualquier canción adquirida en iTunes Music Store, la tienda de descargas más exitosa, a MP3, un formato que se puede compartir libremente sin ninguna limitación.

DRM, de capa caída

Los perjuicios que el DRM causa sobre el consumidor han provocado que, lentamente, las discográficas y las tiendas hayan rectificado su posición. Así, diversas tiendas y discográficas (EMI, Warner, Sony BMG, Amazon, iTunes Plus, entre otras) han anunciado desde el año pasado su decisión de vender parte de su catálogo sin ningún tipo de restricción, en una decisión que sigue el camino que abrieron pioneros como las tiendas rusas o Emusic.

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